Etimología
del vocablo “Criminalística”.
Criminis = Crimen.
Crimen + Inis = Delito grave.
Istica o Ica = Oficio u ocupación.
INDICIO = INDICIUM.
COSA = ELEMENTO (REAL, TANGIBLE Y CONCRETO) “OBJETIVO”.
CRIMINALISTICA no es lo mismo que
CRIMINOLOGIA.
INDICIO: se aplica para la investigación inicial, el
indicio es una cosa, un elemento real, tangible, concreto, y si es real es
objetivo.
POR HECTOR RAUL JUAN: El origen del vocablo
fue propuesto a merced de de una visión anticipada del futuro que llevo al juez
de instrucción austriaco Hanns Gross a recopilar en el año 1894 un conjunto de conocimientos
que entonces se encontraban dispersos en un libro que llamo “El manual del Juez
de Instrucción como sistema de criminalística”, dio como resultado que se
perdiese el nombre primitivo y se redujese a un vocablo CRIMINALISTICA que
originalmente proviene del vocablo Criminis que proviene del latín Criminis,
que significa CRIMEN. En la república argentina
se aplico a principios del siglo XX con otra denominación. en otras partes del
mundo se lo distinguió como “técnica policial”, “investigación criminal”, “ciencia
de la policía judicial”, “arte de la policía judicial”, “policía jurídica científica”
y “policía científica”.
Esta última expresión se uso en la provincia
de Mendoza hasta el año 1972, cuando fue
cambiado por el rotulo de “criminalística”, el cual perduro hasta 1999 cuando
recibe el nombre nuevamente de “policía científica”, de acuerdo a la nueva estructuración
orgánica de la repartición policial del estado provincial.
En el año 1961 la PFA adopto la definición oficialmente
de CRIMINALISTICA, a instancias del entonces inspector Gral. D. ROBERTO
ALBARRACIN, funcionario de gran talento y eminente trayectoria como
especialista en la materia.
Los técnicos penetran en lo más profundo de terreno
delictivo, iniciándose una nueva era dentro del entorno penal mediante el
acople de las pruebas científicas. Los expertos en criminalística son los que
valoran y acreditan todos los elementos objetivos inherentes al suceso,
desmenuzando cada uno de los detalles que en particular han de develar el acto
cometido. El panorama que se les ofrece es como un rompecabezas que exige una
meticulosa interpretación y un perfecto armado de cada una de las piezas que
componen el acertijo de un hecho criminal son los que poseen la suficiente
capacidad profesional para interrogar a esos “Testigos Mudos” que jamás mienten,
y quienes luego de un razonamiento especialmente inductivo, encentraran el camino
que los lleve a la dilucidación del problema planteado. El examen de los
indicios intrínsecos y extrínsecos localizados en el lugar teatro del hecho conducirá
favorablemente a la pesquisa en bien de la justicia.
Los detectives del siglo XIX, destacados en
el arte de la pesquisa y conocimientos de laboratorio dieron el toque de
calidad y señorío a la investigación criminal. A través de sus felices intervenciones
y elaborando ingeniosas deducciones analíticas.
A través de esas páginas literarias se
adquieren noción de la utilización e importancia de otras métodos para el
descubrimiento del delito ya que se forman los primeros laboratorios
criminalisticos reales en los cuales se estudian los indicios materiales.
La sociedad mantiene irremisiblemente fuera
de las dos clases de hombres, a los que la atacan ya a los que la cuidan. Sucedía
que el reclutamiento de los agentes del orden hasta el siglo XIX se efectuaba
de forma deplorable.
Henry, jefe de la prefectura, había aceptado
que Vidocq, detenido en la penitenciaría de (Bicetre), En el año 1810, organiza
un sistema de delaciones retribuidas. En 1817, Vidocq en compañía de una de
cena de reincidentes fue puesto al servicio de seguridad, la cual, hasta 1837
solo estuvo formada por condenados. Fue preciso que para hacerse valer, Vidocq
y otro ladrón, Cocó Latour, llegasen a organizar robos por su cuenta para que
por fin la prefectura de la policía resolviese confiar la persecución de los
autores de crímenes y delitos a personas desprovistas de prontuarios
judiciales. Ello ocurrió a partir de 1852. Puede, sin embargo, comprenderse que
estos personeros de la justicia no inspiraron entusiasmo a sus contemporáneos. Su
situación era poco reluciente de origen modesto sin instrucción o muy rudimentario,
y con procederes bastante rudos. Una razón de la falta de aprecio que se tenía
con la policía era la conjunción, que jamás dejaba de existir en el espíritu público,
entre la policía judicial y su vecina la policía política, esta ultima posee
una reputación comprometedora y es mejor suprimir toda confusión posible e
entre esas dos organizaciones que tanto
difieren entre sus objetivos y en sus procedimientos.
Tiende a desaparecer el policía mediocre y empírico,
para transformarse en profesionales idóneos para el cumplimiento del honroso
deber social de la seguridad como Loccard, Henry, Bertillon, Reisse y Galton, Vucetich,
Fortunado, Rossi, Etcheverry, Vian Carlos, Belaunde y Albarracín.
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